“Aquí tienes mi secreto, es muy sencillo: sólo verás bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”. A. de Saint-Exupéry, El Principito, 2000
En esta ocasión abordaremos uno de los temas que solemos con frecuencia evitar, minimizar o postergar, ya que en nuestro país no existe una cultura sobre la preparación para la muerte, si bien en el mes de noviembre la festejamos y adulamos, esto no necesariamente implica que hablemos con nuestros seres queridos sobre cuando tengamos que partir, y si entre adultos existen muchos sentimientos encontrados y creencias diversas al respecto, pensar el tener que hablar este tema con l@s niñ@s, se torna aún más complicado.
Dice Voltaire, filósofo y escritor francés, que la especie humana es la única de las especies consciente de que ha de morir, y lo sabe solo a través de la experiencia. Sin embargo, nuestra sociedad tiende a esconder, excluir y rechazar esta realidad, viviendo al margen o dando la espalda a la muerte.
¿Debemos hablar de la muerte con nuestr@s hij@s?
Aunque muchas madres y padres evitan hablar de este tema con sus hij@s porque muchas veces no sabemos qué decirles o queremos protegerlos de preocupaciones o malos momentos o, simplemente suponemos que no entienden o que no quieren saberlo; sin embargo, en algún momento de sus vidas tendrán que hacerlo. Inclusive, las niñas y los niños tienen conciencia de la muerte, mucho antes de que nos demos cuenta, la ven en los videojuegos, las caricaturas, las películas de dibujos animados y los cuentos; o bien, cuando se muere un familiar, un amigo o una mascota. Aunado a que l@s niñ@s perciben todo lo que ocurre a su alrededor porque poseen la capacidad de observar y captar los sentimientos, expresiones o tonos de voz, incluso cuando eludimos hablar de un asunto que nos afecta o que no sabemos cómo plantearlo. Es cierto que hablar de ello no resuelve todos los problemas, pero si no se hace podemos estar creando o alimentando mitos y limitando la comprensión del significado de la muerte y de los sentimientos que genera.
En este tenor, el concepto de muerte requiere de mecanismos de abstracción e interiorización muy complejos, aunado a su asociación con una fuerte carga emocional que hace que a l@s niñ@s les sea muy difícil captar su alcance. Esto no quiere decir que no puedan entender la muerte, sino que, según sea su edad, lo harán de modo distinto a cómo la percibe un adulto.
En la niña o el niño, la elaboración de la idea de muerte sigue en proceso evolutivo congruente con su desarrollo cognitivo y emocional, proporcional a la madurez de su inteligencia y emociones, así como de su entorno sociocultural, el cual favorecerá su maduración.
¿Cómo explicar la muerte a l@s niñ@s?
El doctor Grollman, en su libro Explaining Death to Children dice que la muerte se puede explicar utilizando términos muy sencillos, por ejemplo: que cuando las personas se mueren ya no respiran, no comen, no hablan, no piensan y no sienten. Son como perros muertos que dejan de ladrar y correr o como las flores muertas que ya no crecen ni florecen.
Ese es una forma, a continuación enlistaremos aspectos que debemos tomar en cuenta en el momento de hablar con l@s niñ@s sobre este tema:
- Primero, como adulto tendrá que reflexionar en estos momentos cuál es su propio concepto de muerte, qué sentimientos, miedos, incertidumbres y creencias le genera.
Si considera que encuentra ciertas dificultades puede acudir con un especialista para recibir orientación al respecto.
- La vida misma es la que nos ofrece muchas y diferentes oportunidades para hablar a l@s niñ@s sobre la muerte. Cada ocasión representa un excelente aprendizaje, procure no negarlo, evitarlo o ignorarlo, ya que antes de que se presente una muerte real, se puede ir abordando el concepto.
Al evadir la conversación sobre este tema, les estamos trasmitiendo nuestros propios miedos y angustias.
- Protegemos a l@s niñ@s cuando les hablamos de la muerte y les ayudamos a elaborar su propio concepto y a darle un espacio en sus esquemas previos sobre cómo la entienden y la expresan, lo cual no quiere decir que evitaremos el dolor frente a una pérdida.
“El niño que convive con la verdad, es un niño capaz de enfrentarse a la vida”. Arnaldo Pangrazzi.
- No hace falta crear una ocasión especial para hablar. En algún momento, tod@ niñ@ se interesa por la muerte y formula preguntas, esta es la ocasión idónea para comenzar a abordar el tema.
- Responder a sus preguntas espontáneas, respetando su ritmo, es decir, prestar a atención a sus preguntas, intentando deducir de dónde y por qué motivo surgen, fijándonos en el lenguaje que utiliza para indagar y observando los sentimientos que hay detrás de sus palabras: simple curiosidad, miedos, incertidumbres, ideas erróneas. Y la evolución individual de cada niña y niño al adaptar las respuestas hasta donde ell@s puedan comprender.
Esto nos permite conocer hasta dónde quiere saber y las emociones que lo afligen.
- Fijarse en sus juegos: cómo y a qué juegan, ya que nos dará pistas sobre lo que le angustia, qué sentimientos tiene y el modo en que se imagina las situaciones y cosas relativas a la muerte.
- Cuidar su actitud: ser receptivos y atentos, favorecer la comunicación, no juzgar o criticar ni reírnos de sus preguntas.
- Escuchar antes de hablar es de gran ayuda. Si no nos queda claro hay que preguntarle: ¿qué piensas tú de esto? ¿y, a ti qué te parece?
- Expresar nuestros sentimientos cuando nos invade la tristeza y el dolor, no es contraproducente.
- Admitir frente a ell@s que hay respuestas que desconocemos.
- Cuidar el lenguaje utilizado, tanto verbal como no verbal (con éste último podemos estar dándole seguridad, paz y tranquilidad o, provocarle miedos, inseguridades y fobias).
- Las respuestas deben ser cortas y comprensibles. Un exceso de información, contestaciones engañosas, superficiales o falsamente tranquilizadoras, no les servirán a l@s niñ@s.
- Aprender a resumir lo que se dice tomando en cuento lo siguiente:
-Evitar metáforas falsas, del tipo <la muerte es como un sueño>, <se ha ido a un largo viaje>, <dios lo ha llamado para estar a su lado> o <está descansando>. Son frases que desnaturalizan la muerte y pueden provocar que la niña o el niño tenga miedo de irse a la cama o de viaje. Puede funcionar utilizar ejemplos de su vida cotidiana o fenómenos de la naturaleza como ejemplos para explicar cuando alguien muere y lo que pasa, por ejemplo: el cambio de estaciones, la trasformación de una oruga en mariposa, etc.
–NO utilizar conceptos muy filosóficos o religiosos: muchas veces, las preguntas de l@s niñ@s están más relacionadas con preocupaciones bilógicas concretas: ¿tendré frío? O ¿continuaré respirando?
– NO mentir porque tarde o temprano conlleva a que l@s niñ@s pierdan la confianza en el adulto. Si carecemos de respuesta es mejor decirlo, y prometer volver a hablar de ello una vez que se averigüe.
Aquí compartimos los derechos de l@s derechos tras la muerte de un ser querido:
Utilizar cuentos o películas, aquí dejamos algunas recomendaciones:
Pueden contactarnos al 56 89 14 19 o al correo contacto@sepimex.com.mx para agendar una cita y platicar con alguno de nuestros especialistas.
Elaborado por:
Mtra. Mayte Ortiz Romero
mayte@sepimex.com.mx
Terapeuta Cognitivo-Conductual, SEPIMEX.
56.89.14.19
REFERENCIAS:
- Instituto Nacional de Salud Mental. Cómo hablar con los niños acerca de la muerte.
- Esquerda, M. & Agustí, A. (2012). El niño ante la muerte. Cómo acompañar a chicos y adolescentes que han perdido a un ser querido. España: Milenio.